Speaker

Carlos Téllez
Consultor, conferencista y formador.
Carlos Téllez es conferencista y consultor en estrategia empresarial y gobierno corporativo, con experiencias recientes en Colombia, Ecuador, Panamá, Guatemala, El Salvador, Argentina y México. La combinación de experiencia corporativa, formación académica y vivencias como consultor internacional lo han convertido en un referente de la estrategia empresarial en Latinoamérica. Es profesor de cátedra de la Universidad de los Andes, y en su formación cuenta con un MBA de Kellogg School of Management y un Doctorado en Administración – DBA, con énfasis en estrategia, de IE Business School.
CHARLA:
Reprogramando el mañana: liderazgo y creatividad en la era de la
disrupción
La pandemia alteró completamente nuestras rutinas y nuestros hábitos, generando un impacto grande en nuestras vidas y nuestros negocios. Detuvo casi por completo algunos procesos, pero a la vez nos impulsó a hacer, en términos de digitalización, más en los últimos dos meses de lo que habíamos hecho en los últimos 10 años.
Tenemos la sensación de que esto generó cambios que ya no podrán volver atrás. Pero la mala noticia es que en la mayoría de las situaciones críticas anteriores que parecían generar un antes y un después, apenas se elimina la situación que nos forzó a introducir cambios en nuestra vida, tendemos a retomar las rutinas y retroceder gran parte de lo avanzado. Esto se debe a que los hábitos son sumamente difíciles de romper. Si queremos que algunos de todos los cambios y aprendizajes que se lograron gracias a esta situación tremenda perduren vamos a tener que trabajar activamente para que así suceda. ¡Sería una pena desperdiciar esta oportunidad!

Transformar las organizaciones es un desafío titánico. La razón es sencilla: las empresas están siendo enfrentadas a un contexto muy diferente a aquel para el que fueron creadas.
Hasta hace un par de décadas el secreto para construir un gran negocio era encontrar una receta de éxito. Una vez que un emprendedor o una empresa la hallaba, el siguiente paso era montar una estructura corporativa robusta que aplique esa fórmula de manera metódica, efectiva y consistente, día tras día, mes tras mes, año tras año. Este objetivo, mantener funcionando algo que ya funciona, se correspondía con un esquema particular de incentivos que atraía a un perfil determinado de personas. En una compañía así, los innovadores, los revoltosos, eran un estorbo, una amenaza a la estabilidad que era el valor supremo en las organizaciones.